Do coração e outros corações

Do coração e outros corações

sábado, 9 de novembro de 2013

Sobre sexismo e especismo, por Patrícia Lessa




Este artigo é de autoria de minha amiga Patrícia Lessa, do Coletivo Feminino Maria Lacerda. A Professora Patrícia Lessa é docente do Departamento de Fundamentos de Educação da Universidade Estadual de Maringá. Tem tido destaque em muitos trabalhos no campo do feminismo. Quer concordemos ou não, seus escritos suscitam muitas questões. Ei-lo!
 
 
Aproximaciones entre el sexismo y el especismo

 

Patrícia Lessa
 

La conexión de los feminismos con los movimientos animalistas se encuentra destaca en los discursos de autoras como Alice Walker, Donna Haraway y Carol Adams. Sus trayectorias denuncian el tráfico de cuerpos, la industria de la  prostitución, la violación y otros abusos ejercidos en el mercado de carnes y cuerpos. En él, la pecuaria representa la tortura y muerte de millones de personas no-humanas. En las áreas de desforestación, la violencia sexual asume las más bizarras hazañas. Este artículo tiene como objetivo analizar, a partir de las teorías feministas y eco-feministas, la relación entre sexismo y especismo, en los relatos de casos de violación de animales divulgados en la prensa; como prueba de ello, seleccioné noticias que circularon en redes sociales entre 2010 y 2012. En las campañas analizadas encontramos una clara asociación entre mujeres y animales como objetos de consumo, el uso de nombres de animales para insultar a las mujeres y la carne como símbolo de dominación. Animales y mujeres son diariamente violentados gracias a la manutención del sexismo y del especismo. El análisis feminista presupone una intervención teórica y práctica con muchas voces y simboliza la descolonización del  pensamiento y la necesidad epistemológica de salir del lugar común de la voz de la autoridad y ser-con el animal, como propone Haraway.

 

 “¡Coma arroz, tenga fe en las mujeres!”

 

Soy india, soy Guarani-Kaiowá y lloro por el dolor de Marlene (india Guarani-Kaiowá, de 22 años, secuestrada, violada y abandona al borde de un camino de la ciudad de Iguatemi - Mato Grosso do Sul - por ocho hombres, matones de los coroneles dueños de las tierras, dueños de vacas, dueños del dinero, acostumbrados a pisar con sus botas de cuero las cabeza de las víctimas. Lucho por un mundo filógino (Margareth Rago, 2001) y menos violencia sexista & especista[1].

 


Escribo en nombre proprio para marcar mi posición de sujeto del propio discurso, como escritora y militante feminista animalista, mi tema se insiere en la vertiente de los estudios feministas animalistas y ecofeministas, por lo tanto, mi lugar de expresión sugiere un duplo lugar: desde los estudios académicos y desde los movimientos sociales. La conexión de los feminismos con los movimientos de descolonización de los cuerpos, los colores, las etnias, las animalidades está registrada en los discursos de autoras como Ochy Curiel, Audre Lorde, Alice Walker, Gloria Anzaldúa, bell hooks, Vandana Shiva, Trinh T. Minh-há, Donna Haraway, Carol Adams y tantas otras voces, saberes y colores (Adams, 2011; Bauab, 2010; Lessa, 2011; Di Ciommo, 1998).

La frase que abre esta introducción: “Coma arroz, tenga fe en las mujeres”, fue extraída del libro da Carol Adams (2011) que por su vez retiró la idea de un poema de Frances Willard (1839-1898) y sirve de punto de partida para pensar el empoderamiento femenino propuesto por las teorizaciones feministas y traduce de cierto modo el deseo de cuidado con la vida, la vida planetaria, dando un sentido de experiencia femenina (Rago, 2001) con el mundo, experiencia femenina de cuidados con los/as niños/as, jóvenes, ancianos/as y animales.

Es necesario cuestionar las palabras para pensar las ideas para cambiar el mundo. Cambiar los conceptos para dar otra perspectiva de naturaleza para medio ambiente, de hombre para humanidad. Expresarse en lenguaje no sexista es una práctica discursiva puesta en acción por los movimientos y teorías feministas. Es hablar en lenguas. Las mujeres, a lo largo de sus trayectorias de luchas denuncian el tráfico de cuerpos – como el trabajo de Gayle Rubin (1975), en Traffic women – y así denuncian la prostitución infantil, la pedofilia, la violación y otras tantas violencias y abusos de los derechos humanos cometidos por el mercado de carnes y cuerpos como estamos nombrando al gran mercado internacional de exploración de tierras y de animales que incluye: prostitución; tráfico de mujeres, de niñas/os y de animales; pecuaria extensiva; comercio de agrotóxicos y semillas genéticamente modificadas; y la diferentes formas de depredación del medio ambiente.

En Brasil, las campañas de reforestación, por la redistribución de tierras, por la no expulsión de las pocas comunidades indígenas y otros problemas generados por el latifundio y monocultura (producción de alimentos en gran escala para alimentar el ganado) son algunas de las políticas de combate al mercado de carnes y cuerpos (Lessa, 2012)[2].

En el mercado de carnes y cuerpos, la pecuaria representa el encarcelamiento, tortura y muerte de millones de vidas de personas no-humanas, representa la desforestación, que por su vez, significa la muerte de miles de especies, fruto del lucro de los pecuarios, responsables por la expulsión de indígenas de sus tierras, la polución, la escasez de agua, el envenenamiento de los alimentos, que generan el hambre, el calentamiento global (Bauab, 2012; Harel, 2012; Lessa, 2012). No es solo una cuestión de cambiar la alimentación. ¡Es preciso cambiar los paradigmas! Más allá del comportamiento alimentar están: la desforestación, los incendios intencionales, el exterminio de pueblos no capturados por la mundialización capitalista (Guattari, 1990). En el mercado de carnes y cuerpos, la pecuaria representa la tortura y muerte de millones de especies. ¡Inclusive la nuestra!

La sangre que corre suelta en los campos de Brasil, generalmente, es de mujeres jóvenes, niñas/os y personas no-humanas, como el caso de la india Marlene, 22 anos, violada y tirada en un camino rural como un pedazo de carne que restó de la gran farra ruralista. En las grandes áreas de desforestación la violencia sexual asume las más bizarras hazañas del machismo.

En la próxima sección presentaré las conexiones entre feminismos y especismo, articulando las teorías y los movimientos sociales que generan esos saberes. Seguidamente, pasaré a relatar casos de violencia sexual contra animales, esos casos fueron denunciados por internet y circularon en las redes sociales, todos los posts fueron retirados de Facebook (red social) entre los meses de julio y noviembre de 2012. El recorte fue a partir de aquello que interpela y contribuye con el tema del cual se habla aquí.

 

Feminismo-animalista en lucha contra el mercado de carnes y cuerpos

 

Por especismo se entiende la idea de promover la especie humana como superior; así como se siente capaz de deliberar sobre todas las otras, incluyendo el derecho sobre la vida y la libertad. Es la ideología que justifica la explotación de una especie sobre las otras. Esa terminología está presente en los Cuadernos Antiespecismo (Les Cahiers Antispécistes: Rèflexion et actin pour l´égalité animale), creados en la década del 90’, en  Francia:

 

El especismo es para la especie lo que el racismo y el sexismo son, respectivamente, para la raza y para el sexo: las ganas de no tener en cuenta (o de tenerlo menos) los intereses de algunos en beneficio de otros, alegando diferencias reales o imaginarias, pero siempre desprovistas de conexión lógica con aquello que ellas son consideradas. En la práctica, el especismo es la ideología que justifica e impone la explotación y el uso de los animales por los humanos con medios que no serian aceptados si las víctimas fuesen humanas[3]

 

Uno de los marcos de cambios en relación al tratamiento dado a los animales, fue la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales por la Unesco el 15 de octubre de 1978, en París (Kheel, 2010). Su relación con el racismo y el sexismo está presente en las reflexiones de los cuadernos.

Sexismo es el nombre que se da a la jerarquización de un género sobre otro, la creencia en la superioridad masculina sobre la femenina. El sexismo promueve la idea de un orden sexual de subordinación de lo femenino a lo masculino, de forma piramidal, como si hubiese un orden de importancia social y lo masculino fuese el padrón y su referencia central.

La tónica de la discusión engloba temas fuertemente presentes en los estudios feministas contemporáneos, nuestras áreas más próximas son el sexismo y el especismo. El patriarcado influenció nuestras ideas más fundamentales sobre la naturaleza humana. En esta relación, las mujeres estarían más próximas de los animales, por eso, están en nuestra cultura asociadas a nombres como vaca, gallina, yegua, potra, perra. Para Adams (2011) las personas que comen animales están beneficiándose de un relacionamiento dominante/subordinado. Nuestra cultura fuerza la invisibilidad de las estructuras físicas, permitiendo una completa negación de la individualidad animal, al punto de no ser visto como subordinación. La carne es percibida como la razón ontológica para la existencia de los animales, muestra que ellos existen para ser comidos. Como propuesta ética de cuidado feminista, una de las cosas que precisamos es cuestionar el orden de la racionalidad occidental norteada por desdoblamientos filosóficos y científicos misóginos. Por eso se hace necesario problematizar el tema en los cuadros de una epistemología feminista, como propone la bióloga y feminista vegana. No es posible quebrar paradigmas usando teorías que niegan e invisibilizan a las mujeres y a los animales, por eso es necesario trabajar con las teorías feministas contemporáneas. Es preciso cuestionar la objetividad de los paradigmas dominantes que cosifican a las mujeres y a los animales.

Las noticias seleccionadas refuerzan la idea de que violentar y someter a los animales es algo viril, y que las mujeres son objetos de consumo a disposición de los hombres. No es mera coincidencia que la palabra vaca se refiera tanto al animal como  a las mujeres, o que sexualmente hablando, el hombre come y la mujer es comida[4]. Realizada la introducción de los conceptos pasamos a las narrativas de la opresión.

 

Sexismo & especismo: narrativas de la opresión

 

En la epistemología feminista contemporánea, la relación entre la dominación de mujeres y de los animales está presente en las discusiones de Casas (2008), de Haraway (2011a, 2011b), de Adams (2011), de Lessa (2012), de Padilha (2011), de Bauab (2010). Lo que me posibilita afirmar que existe una fuerte presencia de un campo de estudios feminista animalista. Para Haraway (2011a, p.31),

[...] Teóricas feministas observaron con atención una gran variedad de animales lisos, peludos, escamados, carnudos (y también otros organismos) y no apenas seres literarios, filosóficos y lingüísticos; aunque también tuvieran mucho que decir sobre ellos. Tengo intimidad con el trabajo de esas feministas, me nutro y aprendo de él, mismo resistiéndome a la tendencia de condenar todas las relaciones de instrumentalización entre los animales y las personas por envolver necesariamente objetificación y opresión de tipo semejante a las objetificaciones y opresiones del sexismo, del colonialismo y del racismo. Pienso que frente a las terribles semejanzas, fue dada demasiada énfasis a la crítica sin un esfuerzo suficiente para ver lo que más viene sucediendo en la fabricación  humano-animal de mundos instrumentales y lo que más es necesario.

 

Los estudios sobre la relación entre humanos y animales, no es reciente. Nise da Silveira (2012)[5], médica brasilera, alumna de Carl Jung, nacida en 1905, fue una de las pioneras en la discusión de la anti-psiquiatría y en el debate sobre lazos afectivos entre personas y animales, es ella quien nombra a los animales como no-humanos. Coetzee (2002) nombra los animales de personas no-humanas en su obra La vida de los animales. Tanto en la literatura cuanto en las ciencias naturales, la relación de subordinación animal-hombre es cuestionada.

Conforme Adams (2011) la antropornografía es uno de los pilares del patriarcado. Para esta autora comer carne ejercita las representaciones de dominación/subordinación, ya que la carne sería la reinscripción del poder masculino en cada comida. Si carne es un símbolo de dominación masculina, entonces la presencia de la carne proclama el desempoderamiento de las mujeres. En la tapa de su libro Las Políticas Sexuales de la Carne, hay una ilustración que apareció originalmente en una toalla de playa, en 1969, mostrando una mujer dividida en cortes de "carne" como la imagen de los cortes de la carne de vaca, donde podía leerse el siguiente subtítulo: "¿Cuál es su corte?". El libro analiza imágenes publicitarias en las cuales los animales muertos, con la finalidad del consumo humano, son representados como “felices” en su condición de alimento para la especie humana. Otras imágenes de alimentos, también derivados de la carne, se asocian al cuerpo femenino como comida.

Otra importante estudiosa en el área es Naama Harel (2012), de la Universidad de Israel. Según la autora, el mito de que los hombres “necesitan”  proteínas derivadas de la carne los pone al frente de la problemática de la explotación animal y de las cuestiones ambientales como la devastación de las florestas para la creación de ganado.

Adams (2011) está de acuerdo con que el origen de ese mito reside en una progresión de la importancia dada del papel de género masculino en la producción de alimentos. Ambas están de acuerdo en que cuanto más una sociedad dependía de recursos alimenticios vegetarianos, más efectiva era la importancia del papel económico de las mujeres. Para ambas, la carne representa un poder simbólico. La caza siempre fue un problema común entre los hombres, tanto que inclusive hoy, es considerado un hobby para los hombres adinerados que pagan fortunas para los safaris de caza de elefantes y otras especies en vías de extinción. Por otro lado, la caza, también representa la dominación de los hombres sobre las mujeres.

Naama Harel (2012) argumenta que los hombres hablan, representan y tratan a las mujeres como presa y así realizan metafóricamente la dominación. La propia terminología representa un orden jerárquico, ordenado secuencialmente así: hombres, mujeres y, por último, animales. En este orden los hombres asumen un doble significado: como los miembros de la especie humana y como los miembros del género masculino. Mientras que como categoría, es vista como opuesta a los miembros de la especie femenina y a los animales. Aproximándolos. Así: “(1) hombres ≠ mujeres, (2) hombres ≠ animales, (3) mujeres = animales”.

Todo nos indica algunas metáforas, el sexo algunas veces es denominado como placeres de la carne, lujurias de la carne, hambre sexual. Cuando un hombre busca una mujer para pasar una noche él es visto como el cazador, su arma es el falo, símbolo de la masculinidad y de la virilidad. Si la mujer se brinda fácilmente, entonces ella es la presa fácil. Muchos eventos entre los cuales el cuerpo femenino es destaque son nombrados como mercado de carnes, o, directamente, carnicería.

En su estudio en Tel-Aviv, sobre las relaciones de género y consumo de carne, Harel (2012, web) obtuvo los siguientes resultados:

 

Ochenta y seis (86%) por ciento de los estudiantes de género masculino especificaron la carne como su plato favorito, contra 33,3% de las estudiantes de género femenino. En promedio, los hombres comen carne 4,5 veces por semana, mientras que las mujeres solo dos. Entre los amigos vegetarianos de los alumnos (hombres y mujeres), 37% son de género masculino y 63% femenino. Significa que entre los/las entrevistados/as había 70% más de mujeres que de hombres vegetarianos/as entre las amistades. Parecería, entonces, que la observación de que los hombres comen más carne es verdadera (Harel, 2012, internet).

 

Esta prueba refuerza la idea de la carne como metáfora de dominación masculina. Las relaciones de género estampadas en los discursos filosóficos y científicos a lo largo de la trayectoria histórica de Occidente revelan, en un mismo movimiento, la interiorización de las mujeres (asociadas a la naturaleza, a la intuición, a la emoción), mientras que la razón es tomada como nuevo termómetro social, cultural e histórico de las llamadas sociedades civilizadas. En esta relación, las mujeres pasaron de objeto de deseo, a objeto de consumo.

Otra cuestión muy instigadora es la de las relaciones entre especies en las narrativas literarias. Haraway (2011b) nos invita a pensar las narrativas que desestabilizan el orden de la racionalidad y las relaciones de dominación. En la literatura, el tema es bastante curioso. Libanori (2012, p.5), estudiosa de la obra del escritor mexicano Juan Rulfo, dice:

  

Lo que Rulfo expone en la narrativa es un modo poco común de relación entre los seres humanos y animales. En Pedro Páramo, seres humanos y animales están integrados en un destino común y son compañeros en el mundo post-mortem. Ellos se comunican de una forma no comprensible a la lógica de la razón y, algunas veces, los dos seres parecen ser uno sólo.

 

La relación de comunicación entre especies está más allá de la lógica de la racionalidad instrumental. Podemos ver la aproximación entre mujeres y animales en las discusiones de los movimientos ambientalistas, en las cuales la representatividad de las mujeres, en términos cualitativos y cuantitativos, son su principal líder. El patriarcado influenció algunas de las ideas más fundamentales sobre la naturaleza humana y sobre nuestra relación con el universo, la naturaleza del hombre es la relación de este con el universo, en la lengua patriarcal. Se trata del único sistema, que hasta hace poco tiempo, jamás había sido contestado de manera abierta y cuyas doctrinas son a tal punto universalmente aceptadas que parecen leyes de la naturaleza. En la novela analizada por Libanori (2012) humanos y animales se comunican tanto en la vida como después en la muerte, son seres que coexisten.

Otra obra que merece destaque en la discusión de las narrativas literarias es “La vida de los animales. La obra aglutina dos ponencias de Coetzee (2002), él es profesor de literatura en la Ciudad del Cabo y presentó en la Universidad de Princeton los siguientes textos: "Los filósofos y los animales" y "Los poetas y los animales". Las conferencias vienen acompañadas de una introducción y de cuatro reflexiones académicas realizadas por especialistas de diferentes áreas que comentan los textos. El autor utiliza un recurso extraordinario para escapar de las armadillas académicas personalistas, él se opone a colocarse directamente en el rol de conferencista, negando la propia “autoridad” para decidir la cuestión. Transforma la charla en forma de ficción, creando un personaje conferencista que es, al mismo tiempo, una feminista y profesora de literatura jubilada llamada Elizabeth Costello.

Dice Haraway (2011a, p.38-39):

 

Elizabeth Costello, la conferencista (Tanner Lecturer) ficcional en La vida de los animales de Coetzee (2001), practica el método de iluminación de la historia comparativa para concertar la horrenda igualdad de la matanza. Comer carne es como el holocausto; comer carne es el holocausto. ¿Qué haría  Elizabeth Costello si estuviese en el lugar de Bev Shaw, el cuidador de animales voluntario en Desonra, cuya tarea de amor diaria es llevar grandes números de perros y gatos abandonados al consuelo de la muerte? Tal vez no haya consuelo para esos animales, a no ser morir. ¿Qué haría Costello en el lugar de Lucy Lurie de Desonra, cuya vida cara a cara con canes y vecinos humanos en África del Sur post-apartheid detiene el poder categórico de las palabras en medio de su pronunciación? ¿O tal vez David Lurie, el desgraciado padre de Lucy, que finalmente acepta un discurso de deseo por lo menos tan audaz y auténtico cuanto el discurso obliterador de distinciones de Elizabeth Costello sobre el sufrimiento universal? ¿Cómo, en La novela Desonra, el sufrimiento y los dilemas morales que pasan inexorablemente en las relaciones cara a cara, históricamente situados y más allá del lenguaje, interactúan con demandas morales llenas de generalizaciones y categorías abstractas de La vida de los animales? ¿Y quién vive y quién muere - animales y humanos – en muchas y diferentes maneras de heredar las historias de atrocidades que Coetzee propone en las prácticas de investigación moral de esas novelas?

 

En las relaciones sociales vemos que la crueldad a los animales y la desigualdad entre hombres y mujeres es una relación histórica. La crueldad con los animales es algo perceptible dentro de las relaciones sociales. La base económica de nuestra sociedad es de explotación. La antropornografía muestra que mujeres y animales están en la base de la economía que es movida por la industria del sexo, para usar un término de Beatriz Preciado (Preciado, 2008; Lessa, 2011b).

En el primer post encontramos una lista de firmas que pide el fin del abuso sexual contra las monas orangutanas (noticia divulgada en Facebook en 2012). Decía la campaña que en Indonesia, una Médica Veterinaria denunció abusos sexuales contra orangutanas en 2006, la nota dice lo siguiente: “la imagen es de un burdel en Indonesia donde se prostituía a una orangutana, que estaba encadenada. Indonesia tiene, o tenía, una gran selva de palmas. Para que el comercio de aceite sea próspero, derriban absolutamente todo, exterminando los animales que habitan allí. Muchos mueren quemados y los que logran escapar son capturados y utilizados para el comercio sexual” (noticia divulgada en Facebook en 2012)[6]. 

Esta primera noticia es impactante a medida que muestra el crecimiento de la industria del sexo y la explotación de tierras y de alimentos en gran escala. En Brasil, un estudio pionero nos ayuda a entender y pensar sobre este tópico. El libro de María Padilha (2011), Crueldad Con Animales x Violencia Doméstica Contra Mujeres: Una Conexión Real es resultado de una pesquisa realizada en Pernambuco, en 2010, que examinó las conexiones entre la crueldad practicada contra animales y la violencia doméstica contra las mujeres. Pernambuco es uno de los estados brasileros con mayor índice de violencia, así lo vemos en la obra, gráficos de dos comisarías donde la autora nos muestra que las actas de denuncia, de 2009 para 2010, aumentaron. El método de pesquisa incluyó la elaboración de un cuestionario dividido entre las Comisarías de la Mujer de Jaboatão dos Guararapes y de Recife. Esos cuestionarios hacían nueve preguntas sobre la agresión, entre ellas, si la víctima tenía animales en casa, si hubo agresiones y qué tipo de violencia hubo contra los animales. 

Las cifras mostraron que la mayor parte de las víctimas tiene más de treinta años y un nivel de escolaridad razonable, lo que indica que en esta edad, y con cierto nivel educacional, las mujeres ya tienen más consciencia de sus derechos. La escolaridad del agresor, así como la de la víctima, nos muestra que no importa el grado de educación escolar, que todos son pasibles de violencia. Concluyendo la obra, en sus consideraciones finales, la autora nos dice que, en general, las personas no ven que las agresiones contra animales están unidas a las agresiones contra humanos. Para la autora, es necesario generar conciencia a través de pesquisas y trabajos en el área educacional.

Más allá de los datos cuantitativos, el análisis historiográfico de Navarro-Swain (2001) muestra los mecanismos de condensación discursiva y representacional de la carne en cuerpos sexuados a través de estudios de las mujeres en las “revistas femeninas”. Ella dice:

 

Se escucha decir que el feminismo acabó. Que ya todo fue conseguido por las mujeres, conquistas en todos los campos de lo social. A pesar de la evidente modificación en las relaciones de género en algunos países de Occidente, lo que aquí se pretende analizar es la dimensión de las representaciones sociales de lo femenino, constitutivas de las configuraciones identitarias y corpóreas, presentes en la aprensión de lo real. La prensa y las revistas femeninas componen un lócus especial de análisis de la acción del discurso y de las imágenes, modelando cuerpos y dándoles la forma de una cierta representación de lo femenino (Navarro-Swain, 2001, p.12).

 

El hecho de modelar los cuerpos femeninos en las representaciones mediáticas es realizado por mecanismos que perpetuán las relaciones de heterosexualidad obligatoria. Este concepto, muy apreciado en los escritos de Monique Wittig (1992), en el texto El Pensamiento Hétero, demuestra que las miradas y las representaciones estampadas en imágenes estereotipadas de mujeres, las transforman en cuerpos sexuados. Esto es posible gracias a la importancia dada al sexo y al aparato genital como positivo en una sociedad binaria. Lo que Tânia Navarro-Swain (2001, p. 11) demuestra son los mecanismos de construcción de la femineidad, moldada por artefactos culturales que direccionan sus deseos en la relación obligada de la heterosexualidad, expresa en el hacerse deseada por la categoría de los hombres heterosexuales o bisexuales.

El segundo caso encontrado es el abuso sexual contra animales en Alemania; sus prácticas sexuales fueron descriminalizadas en 1969. El Ministro de Agricultura, Ilse Aigner, sostuvo que la práctica sexual con animales es un contra-orden, por esa razón debe ser punida con una pequeña multa. Sexo con animales en Alemania no es clasificado como un problema de orden moral, solo es punida la persona que mata animales sin “motivo aceptable”[7] (noticia divulgada en Facebook en 2012). Debemos recordar que, juntamente con los EUA, Alemania es un país gran consumidor de carne.

Una autora importante, para entender este proceso y analizar los casos de violencia sexual, es Beatriz Preciado (2008), una de las obras que trata este tema es Testo Yonqui. Ella entiende el actual mercado del sexo como amador, ya no más de dominio multinacional como fuera la Playboy y tantas otras revistas de su género; ahora, el sexo es virtual e instantáneo. Internet genera crónicas audiovisuales de las vidas sexuales de una infinidad de personas en el mundo, para eso alcanza con tener un cuerpo, una cámara web, conexión a internet y una tarjeta de crédito, con eso ya es suficiente para crear su propia página pornográfica y ascender al mercado globalizado de la industria del sexo.

Esta realidad virtual produce una ruptura con el monopolio que hasta ese momento era exclusivo de las grandes empresas multinacionales pornográficas. Durante la Copa Mundial de Futbol de 2005 en Alemania, el gobierno incentivó la “fordización de la industria sexual” creando Artemis. Ironizando el mito de la guerrera virgen, Artemis para los herederos del pensamiento nazista es un prostíbulo multimedia de tres mil metros cuadrados situado a tres cuadras del Estadio Olímpico de Berlín. En él  fueron instalados cuatro pisos con piscinas, saunas, salas de cine e internet, cuartos para más de 40.000 trabajadoras sexuales atendiendo un promedio de seiscientos hombres por día en el local y millares online. Las trabajadoras sexuales migraron de varios lugares del mundo con visa temporaria. La descriminalización del sexo con animales en Alemania colabora para que entendamos la fordización del sexo, que prefiero nombrar mercado de carnes y cuerpos.

El tercer caso es de un hombre que fue a parar al hospital para retirar un pescado que él mismo se introdujo en el ano con finalidad sexual. En la ciudad de Londrina, un hombre se introdujo una anguila en el ano, la nota dice: “Infelizmente después de la cirugía, Piramboia, que acabó siendo el pez más famoso de Londrina, fue sacrificado. Eso mismo, fue sacrificado, porque todavía se encontraba vivo dentro del hombre” (noticia divulgada en Facebook en 2012)[8].

Animales, mujeres y niños/as son diariamente violentados/as por la manutención del machismo y creciente onda de pornografía mediática. Un artículo dice lo siguiente: “Virginidad de niñas indias vale R$ 20 en Amazonas”[9]. Cabe recordar que la justicia está en las manos de los hombres blancos de la elite, mayoritariamente, y ellos son criados pensando que es natural y educativo leer playboy y otras fuentes de manutención del patriarcado. Entre los consumidores de “carne fresca” figuran empresarios, pecuarios, políticos, militares.

La Pornografía es para la teoría, lo mismo que una violación para la práctica, o sea, significa la obliteración, la invasión, el abuso. Junto con la violencia física podemos mencionar la simbólicas y la psicológica. La asociación entre mujer y animal es hecha para ofender/insultar a las mujeres, eso es puramente un arma sexista (Adams, 2011). Gallina, cobra y vaca usadas como insulto a las mujeres son palabras que significan la expresión máxima del sexismo y del especismo.

Las víctimas del artículo son niñas de las etnias tariana, uanana, tucano y baré; viven en la periferia de San Gabriel da Cachoeira que tiene el 90% de la población (cerca de 38.000 personas) formada por indígenas. Entre las jóvenes explotadas, algunas de ellas fueron amenazadas de muerte por los sospechosos. Algunas fueron obligadas a mudarse para casas de familiares, con la esperanza de estar más seguras. Estos casos son algunos de los referentes que muestran las marcas patriarcales y los eslabones de unión entre explotación de mujeres y de animales.

Guattari (1990) y Preciado (2008) problematizaron el concepto de racionalidad, pero aún son poco leídas/os. Se sigue reproduciendo el pensamiento hegemónico, inclusive entre militantes, y esto es una gran incoherencia. Creo que no, como dice Guattari (1990) es preciso ampliar los campos de actuación y tender puentes entre movimientos sociales y teorías que cuestionen el racionalismo instrumental. Uno ejemplo de esta postura es un video del PETA, conocido grupo de “derechos de los animales” en los Estados Unidos, que muestra una mujer siendo golpeada por usar un abrigo de piel en una campaña publicitaria del grupo[10]. Si no se piensa en animal político, la discusión se reduce a la reproducción de valores patriarcales capitalistas y se pasa a culpabilizar a los individuos sin el alcance de la crítica social y sin el cuestionamiento de la racionalidad instrumental que fragmentó las teorías y sus prácticas sociales.

Como propuesta ética de cuidado feminista, una de las cosas que precisamos es cuestionar el orden de la racionalidad occidental norteada por desdoblamientos filosóficos y científicos misóginos. Por eso es necesario problematizar el tema en los cuadros de una epistemología feminista, como propone Adams (2011), Kheel (2010) y Mies (1992). No vamos a quebrar paradigmas usando teorías que niegan e invisibilizan a las mujeres y los animales, por eso, trabajamos con las teorías feministas. Es preciso cuestionar la objetividad de los paradigmas dominantes que cosifican a mujeres y animales.

Después de leer a Carol Adams (2011), es imposible volver la espalda a todo tipo de violencia representado en un lenguaje misógino que se dice inocente y "bien humorado". Muchos grupos que trabajan por los derechos de los animales, como el Peta, siguen reproduciendo la violencia sexista. ¿Por qué? ¿Sus luchas representan una voluntad política de cambio social, o es otro engodo imperialista? ¿Es lucha social, o apología a los líderes carismáticos? Creo que podría ser otra artimaña imperialista.

Precisamos descolonizar el pensamiento. Detonar el mercado de carnes y cuerpos. Libertar animales humanos y no humanos. Una intervención teórico-práctica con muchas voces simboliza la descolonización del pensamiento. La necesidad epistemológica de salir del lugar común de la voz de la autoridad y ser-con el animal (Haraway, 2011b).

El sexo está en todas partes, vende productos, cosas y personas a través del tráfico de cuerpos humanos y no-humanos, esa es una de las grandes máquinas del capitalismo contemporáneo, la producción de los cuerpos sexuados distribuidos en escala internacional para resemantizar la subordinación y dominación. Lo que las teorías feministas, en las vertientes animalista y ecofeminista, problematizan son los mecanismos represivos y violentos que aprisionan los cuerpos en producción de carne y de sexo. 

Algunas de las estudiosas feministas rechazan las teorías y representaciones que remiten a la jerarquía de género en los moldes humanos usados para todas las otras especies. Joan Roughgarden (2005) en Rainbow’s Evolution nos presenta una teoría influenciada por la categoría de género. En líneas generales, el texto tiene la intención de rechazar la teoría de la selección sexual de Darwin, la autora presenta una serie de datos extraídos de pesquisas en comportamiento animal y propone lo que denomina  teoría de la interacción social. Del punto de vista científico, Roughgarden (2005) estructura sus ideas y monta una teoría que no expresa la metáfora de la guerra: una lucha de machos, donde, el mejor dotado genéticamente, tiene la posibilidad de elegir a la hembra y reproduce generando los descendientes de la especie. Al contrario, la metáfora es la de la familia/comunidad, sobre todo si pensamos en los arreglos familiares de las últimas décadas del siglo XX. En este caso, las hembras eligen a los machos cuyas interacciones sociales garantizan mejores condiciones de creación de sus descendientes para, recién en ese momento, poder reproducirse.

Los sentidos producidos por las noticias arriba citados, son expuestos con la promesa patriarcal capitalista de satisfacción sexual y de dominación. Totalmente contraria a las propuestas feministas y de educación para la diversidad, las noticias, de cierta forma, muestran que la violencia sexual se expande como medida industrial.... y anuncia una fuerte relación entre la explotación femenina asociada a la explotación de la carne. Sobre el asunto Bauab (2010, p. 199) dice lo siguiente:

 

Este escenario de abusos y violencia contra el cuerpo no se restringe a la explotación animal. La violencia física y psicológica se encuentra también presente en nuestro cotidiano; para cualquier lugar que miremos, vemos  cuerpos femeninos siendo distorsionados y subyugados a la categoría de producto, muchas veces comparados al cuerpo de animales con pedazos de carne, en la prensa prostituyente que viola la imagen del cuerpo de la mujer, cosificándolo para el consumo.

 

La naturalización del sexo debe ser cuestionada, teniendo como fundamento una teoría que combata la división binaria de lo social, tanto cuanto a la construcción de los cuerpos sexuados y la rigidez y permanencia de estas representaciones, es en nuestros estudios feministas que encontramos ese perfil de la teoría.

Los cuerpos marcados por el sexo y la sexualidad muestran la historicidad incontornable de lo humano, la construcción y reproducción de modelos hegemónicos. Los feminismos surgen, justamente, para sacudir las evidencias de esas representaciones, cuestionar la división sexual de la sociedad, oponerse a la jerarquización de los géneros, por eso, sus teorías no pueden ser disociadas de sus acciones políticas, ambas atraviesan diferentes áreas del conocimiento. En el trabajo anterior sobre las imágenes de las mujeres en los outdoors, es posible verificar una producción masificada del cuerpo femenino en pedazos, retratado en mujeres blancas, jóvenes y delgadas. Lo hemos denominado “bundalização de la prensa[11]” (Lessa, 2005, p. 22).

La bundalização no es meramente un énfasis en la cola de las mujeres, a pesar de todos los signos que las persiguen: del biotipo de la “mujer brasilera”, como si hubiera un patrón de cuerpo, una forma de la fascinación masculina que la persigue en sus varios sentidos. La bundalização señala aquí un fragmento de los cuerpos en partes, pedazos del cuerpo en destaque: son pechos, nalgas, rostros transformados en “mercadería en vías de perfeccionamiento”.

 

Consideraciones finales

 

El feminismo animalista (Adams, 2011; Kheel, 2010; Lessa, 2012) y el ecofeminismo (Bauab, 2010; Di Ciommo, 1998; Mies, 1990), denuncian la naturalización de la mujer como uno de los mecanismos de legitimación del patriarcado. El ecofeminismo, en sus diferentes vertientes, defiende que la relación profunda de la mayoría de las mujeres con la naturaleza no está asociada a características propias del género femenino, sino que es originaria de sus responsabilidades en la economía familiar, criadas a través de la división sexual del trabajo, de la distribución del poder y de la propiedad y responsabilidad de cuidar de otras personas: niños/as, ancianos/as y animales. Por lo tanto, sostienen que es necesario asumir nuevas prácticas de relación de género y de relación con la naturaleza.

Las mujeres negras y pobres de América Latina que viven en una economía de subsistencia, son las mayores víctimas de la crisis ambiental en sus países. Son las primeras en sentir el reflejo de la disminución de la calidad de vida causada por la polución o escasez de los recursos naturales, por la proliferación de imágenes que las cosifican, por el tráfico de cuerpos de la prostitución adulta e infantil que son explorados indiscriminadamente para satisfacer las “necesidades” de las economías del Primer Mundo. La lógica del patriarcado capitalista se ha demostrado incompatible con las exigencias ecológicas para la sustentabilidad de la vida en el planeta. No es posible acabar con la dominación y explotación de las mujeres, sobre todo pobres, latinas y negras, sin superar las estructuras del patriarcado capitalistas que la mantienen. De este modo, tanto la solución de la crisis ambiental cuanto la de opresión de las mujeres no deben ser tratados como problemas sueltos. La salvación de la vida en el planeta, así como la emancipación, no solo de las mujeres sino de todos los seres humanos, depende de un cambio estructural y organizacional de la sociedad. Para ello, es imprescindible la acción conjunta de los movimientos sociales. La lógica de la marca, como aliada y amiga del consumidor, coloca a las mujeres y animales en el rol de cosas a su servicio.

Carol Adams (2011, p. 102) pregunta si “somos predadores o no”. Ella responde que en la tentativa de vernos como seres naturales, algunas personas argumentan que los seres humanos son simplemente predadores como algunos otros animales. Simplificando y cosificando el cuerpo de los animales como el patriarcado hizo, y continúa haciendo, con la fabricación de los cuerpos femeninos sexuados. Para la autora el vegetarianismo es visto como no natural, mientras que el carnivorismo de los otros animales es transformado en paradigmático. Los animales se vuelven cosas al servicio de los placeres carnales, dichos naturales por los machos humanos, dichos predadores. Así, los derechos animales son criticados. Y la falta de analogías más profundas con animales carnívoros permanecen intocadas porque la noción de seres humanos como predadores es conforme con la ideia de que comer carne es algo natural. La autora argumenta que el carnivorismo es verdadero para apenas 20 por ciento de los animales no-humanos según la biología actual. El referencial ausente resulta de la ausencia de lo cuerpo vivo del animal y refuerza el cautiverio ideológico: la ideología patriarcal establece el padrón cultural de ser humano y animal.

La ontología recapitula la ideología. En otras palabras, la ideología crea lo que parece ser ontológico: si las mujeres son ontologizadas como seres sexuales violables, los animales son ontologizados como transportadores de carne. Al ontologizar mujeres y animales como objetos, el lenguaje escrito y visual simultáneamente elimina el hecho de que otra persona está actuando como sujeto/agente/perpetrador de violencia.

Podemos percibir el dolor y la represión a que está sometida la naturaleza y sus elementos en este proceso de desenvolvimiento social, político y económico, dentro del mismo modelo que oprime mujeres, negras, pobres, homosexuales y animales no-humanos por el capital material y simbólico.

Es necesaria una lucha continua que busque transformar cualquier forma de explotación y sumisión, sea de las mujeres, de homosexuales, de las mujeres negras, de animales, de la naturaleza. Los paradigmas dominantes deben ser cuestionados, no alcanza con decirse anti-sexista, anti-especista o anti-racista y seguir usando las teorías que fundaron las sociedades capitalistas de explotación y patriarcales.

Nota: Gracias a la traducción hecha por la escritora anarka-feminista muy cuidadosa, Marian Pessah[12], que incluso fue más allá y habló con el texto reordenando algunas ideas.

 

REFERENCIAS

 

Adams, Carol (2011). The sexual politics of meat: a feminist-vegetarian critical theory. (20 ed). New York: London: Continuum.

 

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[1]  El texto fue parte del acto performático planeado para abrir el Simposio Temático “Desafíos actuales de los ecofeminismos”, de nuestra coordinación, durante la realización del Seminario Internacional Fazendo Gênero 10 (Florianópolis, UFSC, 16-20 de septiembre de 2013) donde presentamos parte de las reflexiones aquí escritas originalmente en formato de artículo. Sobre el caso de la violación de la joven Marlene ver en: http://entrelumaefrida.com.br/o-estupro-da-india-marlene-nao-nos-calaremos/ .
[2]  Cabe observar que hoy en día, la cantidad de cabezas de ganado en Brasil, es mucho mayor que la población humana, no obstante, no resuelve el problema del hambre, ni de la miseria ni la muerte prematura de muchos/as niños/as. En 2003 el IBGE – Instituto Brasilero de Geografía y Estadísticas - anunció que el número de animales era casi el doble de la población humana, desde entonces hubo un gran silencio por parte de los gobernantes, aunque se estima que estos números hallan triplicado (Redacción, 2004).
[3] Tradução livre: Le spécisme est à l'espèce ce que le racisme et le sexisme sont respectivement à la race et au sexe : la volonté de ne pas prendre en compte (ou de moins prendre en compte) les intérêts de certains au bénéfice d'autres, en prétextant des différences réelles ou imaginaires mais toujours dépourvues de lien logique avec ce qu'elles sont censées justifier. En pratique, le spécisme est l'idéologie qui justifie et impose l'exploitation et l'utilisation des animaux par les humains de manières qui ne seraient pas acceptées si les victimes étaient humaines (REDAÇÃO, 2011, web).  
 
[4] Nota de traducción: en portugués brasilero, en la jerga coloquial, se utiliza el verbo comer, así como en español americano sería coger.
[5] Ella veía en la relación con los gatos una posibilidad de diálogo con el inconsciente. Sus luchas no paran por ahí. Ella jamás aceptó como verdaderas las teorías dominantes y en 1936 fue presa luego de ser denunciada por la lectura de textos marxistas. Es uno de los personajes de “Memorias de la Cárcel”, de Graciliano Ramos, sobre los animales escribió: Gatos, la emoción de sentir y La farra del buey.
[11] Nota de traducción: en portugués bunda significa cola, con lo cual, aquí la autora está proponiendo un juego de palabras entre cola y banal.
[12]  Sobre la autora Marian Pessah ver:  http://mulheresrebeldes.blogspot.com.br/

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